Entiendo a la disciplina arquitectónica como la oportunidad para construir experiencias bellas, confortables e integrales.
Provengo de un lugar donde el sol se asoma tan cerca que hace que las piedras hablen, las veredas viejas hacia los cerros van cercadas por organales y através del espeso follaje, la roja, la negra población de las hormigas y los huizaches se cruzan entre sí como ríos.
El viento suele revolcarse entre los mezquites con furia, y en ocasiones se mueve tan rápido que en su trayecto hace caer los duros garambuyos, la tierra color piel, casi tostada, se desvanece en la palma de la mano. En la altura de un peñazco, o entre la polvareda que provocan las tierras ejidales se vive en un calmo paisaje, y el aire del inmenso firmamento es un manantial de agua fresca.
Considero que la cultura en concretar un trabajo óptimo, claro e innovador son actividades que desarrollo como hábitos. En muchos casos soy una persona autodidácta, pero también se que nadie aprende sólo, aprendo y me gusta compartir lo que sé.
Creo en mí como una persona con la constante de mejorar el entorno donde interacciono y brindar para todos un lugar mejor.